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Divertido vinilo El Ratoncito Pérez en color negro tamaño 28x31cm. Disponible en catalán y castellano.
Ideas para animar a jugar, imaginar, sorprender, a moverse, amar y disfrutar, a caerse y levantarse; en definitiva, a crecer con una sonrisa en la boca y la cabeza llena de colores. Así son los vinilos que hemos imaginado para los más pequeños de la casa. Lo mejor de lo mejor. Porque siempre somos y seremos el niño que llevamos dentro
El rincón de pensar, la silla de pensar o la silla del "no puedo" es un método que, bien utilizado, puede ser muy beneficioso para el niño y para los padres. También se llama time out (tiempo fuera).
Se trata de crear un espacio (silla, rincón) en el que el niño pueda detenerse. Un lugar en el que tomar conciencia de lo que le está pasando, de su conducta o las emociones que lo embargan. Se utiliza especialmente en dos momentos: cuando el pequeño ha hecho (o está haciendo) algo que está mal, o cuando es presa de emociones fuertes.
Está indicado a partir de los cuatro o cinco años, edad a la que los niños son capaces de reflexionar sobre sus acciones y contener su impulsividad. Bien utilizado, hay niños que se dirigen espontáneamente a este espacio cuando se sienten a punto de explotar o están aturullados. Allí pueden, por ejemplo, pintar para sacar su rabia, o conseguir un momento de quietud y soledad cuando una cuestión les supera.
No se trata de un castigo, ni funciona de verdad cuando lo usamos así. Al usarlo como castigo se puede conseguir un cambio temporal en la actitud del niño pero no será auténtico ni duradero. El objetivo es que el niño sea consciente de lo que ha pasado y ofrecerle un espacio seguro en el que aprender a controlarse. La finalidad no es doblegar su voluntad ni que nos dé la razón para evitar un castigo.
Aunque diferencia perfectamente lo que está bien de lo que está mal, qué cosas nos gustan y cuáles no, el niño de dos años no tiene capacidad para reflexionar ni para anticipar conductas como las rabietas. Él no piensa, siente. Y además la mayoría de los niños de esta edad necesitan a un adulto para autorregularse; no pueden hacerlo solos.
El rincón de pensar es, para un niño de dos años, simplemente un castigo que puede ponerlo más nervioso.
Cuando un niño de dos años hace algo reprobable (le pega a otro, tira la comida al suelo) paramos inmediatamente lo que estemos haciendo, de forma decidida. Después decimos que lo que ha hecho está mal. Sin gritos ni enfados (a ser posible), pero con firmeza. Con palabras sencillas.
Debe quedar claro que rechazamos lo que hace evitando que él se sienta rechazado.
Es importante ofrecerle opciones para resolver la situación, no empeñarnos en que las cosas se hagan de una manera (la nuestra). Darle dos opciones –con las que estemos de acuerdo– es una forma de respeto. Necesita un mínimo de control sobre su vida.
Por: Desiré Coronado
Asesora: Elsa Rodríguez, maestra y psicomotricista, miembro de la APP (Asociación Profesional de Psicomotricistas).
Fuente: www.serpadres.es
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